30/4/12

De Belgrado a Sarajevo

No pienso dar de comer a las palomas de Bascarsija, aunque el día invite a tirarse en medio de este lugar emblemático de Sarajevo y meter la cabeza bajo la fuente. Si así fuera, estos animalejos estarían metiendo el pescuezo dentro del caño por ti. Llegué a la capital de Bosnia este mediodía después de montarme en un autobús de dudosa solvencia en Belgrado. Tardaba siete horas y, el tren, tres horas más.  ¿Cuál elegir? El autobús, sin duda. Comprendí por qué  tardaba menos el autobús en cuanto, a las 6 de la mañana, trepé todavía dormido por las escalerillas: de cada asiento colgaba una bolsa para echar los vómitos. Todo encajaba. 

Después de mas de siete horas, varias cabezadas, los ojos hinchados a paisajes y la nada amable manera de despertarme de una policía Bosnia que subió al autobús a pedir el pasaporte, llego a la estación de autobuses de Sarajevo...  pero a la parte Serbia. ¡Yo quiero ir al centro de Sarajevo!, le insinúo al conductor. "Esto es lo que hay, macho", me debió de despachar con un gruñido. En el medio de la nada, sin autobuses, sin gente con la que entenderse, me encuentro con un tipo amable que me dice que tire hacia adelante, que allá al fondo encontraré una estación de autobuses locales, y que uno de ellos me llevaría al centro -previamente, los sinvergüenzas de los taxistas me querían cobrar 10 euros, porque según ellos "hay 15 o 20 kilómetros". Obviamente, desconfío y, ya en la estación local, me subo a un autobús que no me deja pasar porque no llevo moneda local. Le da igual que un pobrecito viajero se quede tirado, que cambie donde me dé la gana, que su sueldo no varía. Sin embargo, echando mano de aquello  de que "aún quedan buenas personas", un chico me paga el billete. Le sonrío y le trato de dar dos euros, los cuales rechaza una primera vez, pero que la segunda se los guarda al bolsillo.

Una vez aquí, ya compruebo que el calor si, es sofocante, que la camisa la tengo empapada y el cuerpo pegajoso. ¿Y donde duermo?, me pregunto. Sinceramente, tenia pensado preguntar en algún lugar, intentar regatear en algún lugar acogedor y barato -sí, es compatible-, pero unas caminatas preguntando los hoteles no ofrecen nada por debajo de los 30 euros. Como en un viaje -aunque no se si bien o mal hecho- la desconfianza es mi moneda de cambio, sigo hurgando en esos edificios estampados con las cicatrices de la guerra, hasta que pregunto en un lugar cuyo recepcionista me dice que tiene una idea. Una idea, que maravilla! Veamos de que se trata...

"Tengo un amigo", comienza diciéndome -y yo con la desconfianza cegándome- "que aloja a gente en su casa, ¿te importa?". Bueno, veamos. Le pregunto lo típico: precio, si se aloja mas gente, donde esta la casa, etc. No seria la primera vez que descalzan a nadie aprovechándose de su pobre ingenuidad. Pero apruebo con la cabeza, que le llame. Así que a los diez minutos un chaval que me dice que es veterinario me estrecha la mano. Allá vamos.

Y sí, se confirma que la correlación entre barato y acogedor existe en alta medida, y que por 10 euros la noche tengo una habitación enorme con vistas a toda la ciudad, y que este lugar esta bien. Ahora bien, si me arrancan el corazón para echar de comer a los peces del Miljacka o para sufragar una noble causa -¡mamá, es broma!-, lo que mas lamentaría sería no estar presente para contemplarlo desde mi ventana.

Definitivamente, me merezco una inmensa cerveza bien espumosa.

8 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué aventurero! Yo habría pagado los 30€urazos de hotel jajaja Bueno, me alegro de que estés bien y disfrutando, pero sigue desconfiando, anda, que queremos que vuelvas vivito y coleando.


Besos,


Elsa

Yolanda dijo...

Eyyy! Mi chico! Cuantas aventuras en solo medio día!!!
Haz caso a Elsa y sigue desconfiando eh??
Mil besos

Anónimo dijo...

Jabali

Crista de Arco dijo...

A mí me parece un viaje emocionante.

Ferragus dijo...

¡A tu salud...!

Miguel dijo...

Me ha encantado este relato de viajes. Si quieres, te acompaño con la cerveza...

Un abrazo.

Mario Sánchez dijo...

desde el bunker de la agencia¡ te saludo¡

Mario Sánchez dijo...

Desde el Bunker de la agencia, te saludo¡¡¡ muy buena crónica.