2/1/13

Desprenderse de papeles

Lo que más me asombra en la memoria no es que vuelva a decir el pasado, es que alimente el presente. 

Paul Valéry


Entre anteayer y hoy me propuse hacer acopio de aquellos papeles de los últimos años universitarios que, pienso, podrían aportarme algo en un futuro; inevitablemente, llevé más bolsas a reciclar de las que guardé en algún secundario de mi casa. Me desprendí del sentimentalismo absurdo y desaté únicamente la fuerza de la razón: mejor ahorrarme caos y ganar espacio.

Y así fui mandando a la historia muchas de las arrugas de mi formación universitaria. Poco antes de dar la estocada final y encerrarlo en un trastero, en unas cajas, abrí la solapa de las cajas para contemplar algún trabajo que en algún momento de mi vida, sí, me enorgullecieron. Gracias, Larra, por la única matrícula de honor que me concedieron en la universidad, por lo poco que mereció la pena encerrarse en esa aula: dos cajitas compactas, además de algún libro en las estanterías (por lo general libros tediosos de estilos periodísticos y tipos de entradillas), se salvan del filtro. 

La otra caja guarda anotaciones, trabajos y ensayos de la vertiente solidaria de la universidad, de otros estudios. Quién me iba a decir que donde más buitres se escondían era en los rincones oficiales de la cooperación internacional… Pero recuerdo con amable cariño aquellas instrucciones de estilo Harvard, o algo así, y demás formalidades; o las 23 horas del tirón, sin nada más que café y calor, de un trabajo final: de tres de la tarde a dos de la tarde sin apenas despegarme del ordenador con las palabras bailándome ya en los ojos y sin corrector posible que perdonara mis gazapos.

2 comentarios:

Fe r dijo...

¿Por qué será que solemos aferrarnos a esos papeles viejos? Es sin duda su valor sentimental más que su utilidad la que hace que los guardemos por años como en mi caso. Jamás volví sobre aquellos apuntes aunque pensaba que tendría el tiempo o la necesidad.

El desprenderse siempre alivia y abre puertas a nuevos hallazgos o al menos te conecta con el aquí y ahora.

Un beso.

Anónimo dijo...

Será que nos cuesta demasiado desharcenos de nuestro pasado...