En el profundo anhelo apareciste
de buscarme adentro, será el destino:
son de hielo las piedras del camino
y ajena la última vez que me viste.
A los viernes una sombra pusiste
y a mi surco, un paseo cervantino.
Persiguiendo a mi lunes con un trino
recostado en ti esperé, y no viniste.
En la vida, teatro de un solo acto,
seguí los caminos en que te adentras
con fracasos e historias que embarullas.
Otra vida nos colmó con un pacto:
a cambio de mis tres últimas letras
me quedé con las
cuatro últimas tuyas.
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