28/7/10

Cruzando América (I)

En este pueblecito de Missouri, llamado Joplin, hemos llegado después de mil millas atravesando Illinois y gran parte de este estado, y las impresiones que uno introduce en su fuero interno son variadas. No es que la naturaleza de esta aventura sea excesivamente loca, que tiene parte de ello, pues atravesar Estados Unidos de costa a costa tiene su punto de delirio. Pero apenas llevamos recorridos un par de estados y esto promete.

En primer lugar, Illinois, cuya capital es uno de los miles de Springfield que hay en esta país, es como la palma de una mano y verde como si los inviernos estuvieran pasados por agua (que algo de eso debe de ser). Lanzarse a 80 millas por hora entre maizales y campos inmensos de soja tiene su encanto, más si te persigue el sheriff al más puro estilo americano, pues el límite era 55. - ¿No veis que os vengo siguiendo desde hace unas millas?, nos dice. – Lo sentimos, pero no le habíamos visto. Entonces nos pide la documentación de la moto, el carné de conducir y en un gesto de perdonar la vida y tras pensarlo, nos despide con un amable “take care, guys”, antes de advertirnos que esto no es la jungla y que hay normas.

Claro que no es la maldita jungla, a pesar de que sí se respira libertad. Cada estado es muy independiente y, como actualmente se está evidenciando con los problemas de inmigración de Arizona, los Estados y el poder central se pisan las competencias. Pero sobre todo aquí se respira libertad absoluta. La tierra simboliza tal sentimiento, los cementerios inmenos en campos preciosos que ya quisieran los barrios lujosos de España, las rectas kilométricas que se confunden con el sol que se pone en un horizonte alcanzable que se esfuma por Rolla, ya en el estado de Missouri, el puzzle de puentes, carreteras y caminos que se enredan en los alrededores de St. Louis, una ciudad que ve cómo se unen los ríos Missisipi y Misouri... Aquí todo es así. Como si el mundo estuviera borracho.

Como también absolutamente todo es inmenso, desde la ignorancia hasta las barrigas, pasando por los coches, la comida y las lluvias torrenciales como la que nos cayó esta tarde cuando nos lanzábamos por la 66 en dirección a Tulsa. Las religiones son un tema aparte... Tanta rama del cristinianismo vuelve loco a cualquiera. Aunque son mayoría los católicos, los baptistas son los segundos. Y se ven sus iglesias ultramodernas salpicando las eternas carreteras, anunciadas con carteles luminosos y con ¡cruces de neón! También se ven, junto con las señales de Moteles, inscripciones del tipo “Jesus is the answer”. Fucking men.

Avanzando hacia el oeste, y eso que nos quedan aún miles de kilómetros, este territorio se vuelve más salvaje, aunque aún es pronto para hacer un balance definitivo. Qué pasará cuando lleguemos a Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona... Pero los modales son exquisitos, y eso es un ejemplo. Aunque esta gente no tenga ni la más remota idea de dónde está España –piensan que está en Sudamérica e incluso te lo debaten- tienen una educación y amabilidad soreprendente. Aún hay nostálgicos de la carretera, viejecitas amables y rudas que de desean un “safe trip”. Esto es América, la tierra que siempre sorprende.

Son demadiasas cosas que contar como para condensarlas, y son sensaciones demasiado enrevesadas como para traducirlas a prosa común. Otro lenguaje seguramente estaría lejos de mi alcance. Y ni siquiera conozco ese lenguaje.

Poco a poco avanzamos por estas tierras verdes, de aquí en adelante rojizas, amarillas y desérticas, conociendo a gente auténticamente pirada y pisando los lugares que uno siempre soñó. This is America, guys. This is crazy America.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya nos contarás en directo entonces todas las vivencias, sin ataduras de espacio..

disfruta mucho de esta "América a lo bestia" !

Besines

MTC