2/8/10

Cruzando América (III)

Life is old there.
Older than the trees,
younger than the mountains
growin´ like a breeze.

Country Roads, John Denver

Santa Fe mantiene el aire colonial hispano, y esa tradición es exactamente la que rezuma la ciudad que este año cumple su 400 aniversario. A pocos kilómetros de Albuquerque, esta villa es la meca del turismo rico. Tiene su encanto, aunque su cara sombría son los precios, que se elevan más arriba de las nubes. En la cabeza de uno, estando en Nuevo México, es inevitable no tener siempre presente a Ángel González, quien fue profesor de la universidad de este Estado.

Tras un par de noches en un hotel cercano al centro, ponemos rumbo a Gallup, ya en Arizona, aunque finalmente avanzamos algo más y llegamos hasta Holbrook. El límite entre Nuevo México y Arizona es sorprendente. Esos son las tierras de las películas del Oeste, donde parece que de un momento a otro los indios van a acribillarte. Es exactamente igual. Si además se le añaden los interminables trenes de mercancías que surcan estos viejos y quemados territorios, la fotografía es idéntica.

Sin embargo, algo inusual sucede estos días, pues el cielo se viene abajo. Estas tierras desérticas donde los armadillos y los coyotes comparten espacio, están arrasadas por las temperaturas infernales. Pero los nubarrones que estallan e inundan la carretera y nos golpea la cara es algo poco habitual. Cuando aquí relampaguea, el cielo se parte en mil trozos. El horizonte se ilumina y es tan lejano que no se escucha ni el estruendo. Pero vomita el cielo mares y la incomodidad para avanzar millas se vuelve inmensa. Aunque cierto es que a veces desafiamos a la naturaleza y, sin usar ni una parte de la razón, nos lanzamos bajo unas cortinas de agua impresionantes.

Las nubes en estas zonas parecen de algodón y se ven en 3D. Es algo que no he visto nunca. Aquí, en la América profunda, en realidad se ven cosas desconocidas. Cómo imaginar que esta gente es amabilísima, que te acoge y te da conversación en cualquier bar, en cualquier gasolinera, en cualquier Motel.

Seguimos comiendo terreno y avanzando hacia donde el sol se esconde. Si las inclemencias asalvajadas lo permiten, mañana alcanzaremos el cañón del Colorado, antesala para pasearnos por Las Vegas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola a todos desde Burgos los Bausela os siguen por esas tierras con la envidia de no poder compartir el inmenso horizonte , los olores ,los colores y los calores
un abrazo
Asun