6/5/14

Mi bicicleta no tiene nombre

Uno se encuentro a veces con la duda de poner nombre a su bicicleta.

Se pone nombre a los caballos, me dice ayer un amigo mientras andábamos en bicicleta.

Rocinante: además de nuestro Caballero de la Triste Figura, así llamó Steinbeck a su camioneta durante un largo periplo por su país con su amable perro Charly.

La Poderosa: El Che Guevara bautizó a su motocicleta en uno de sus viaje latinoamericanos.

Carlanco de los bosques, Estrella voladora de las alas, Telaraña encendida de los silfos, Rosa doble del viento, Margarita bicorne de los prados, Cabra feliz de las pendientes, Eral de las cañadas, Niña escapada de la aurora o  Luna Perdida: son algunos de los nombres que barajaba Rafael Alberti cuando tuvo la misma duda que tengo yo ahora.

Vale que mi bicicleta no sea un insecto, como decía Pablo Neruda; y que mi camino, de crepitar, no será más que de emoción.

Esta será mi inspiración:

...cuando gira el sol en sus ruedas veloces,
 de cada uno de sus radios llueven chispas
 y entonces es como un antílope,
 como un macho cabrío, largo de llamas blancas,
 o un novillo de fuego que embistiera los azules del día

4 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Los bosques en Alaska parecen cuadrados. Qué curioso.

Catalina se llamaba la mía en Aachen. La pobre, en paz descanse.

Unknown dijo...

Anacleta la bicicleta,Salmón campante de tierra, Abadejo aleutiano, Caribú trotasenderos, Alce radial, Alce rodante de Alaska, Esquimal alaskeño de los montes, Caribú cabalga hielos...

Ferragus dijo...

Difícil tarea. Pero intuyo que una vez comience a rodar por aquellas tierras, te dirá al oído el nombre que más le guste.

Anónimo dijo...

De momento, no tiene nombre, pero dado que va siendo una extension de ti mismo en el camino, por las andanzas que voy siguiendo... por que no ponerselo?
Al fin y al cabo es tu fiel companera y merece su reconocimiento no? jajaja.
Alejandra