11/5/15

Escalofríos de primavera

Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

- Gloria Fuertes

Había un momento, pasada la medianoche, en que ni los bramidos de la oscuridad ni los huracanes nos separaban. En el norte de España, donde he hundido mis días y la mayoría de las noches de las ya casi treinta primaveras que me contemplan, el viento sur arrasa los árboles, cancela los vuelos, quema las chimeneas despistadas, regala tortuosos dolores de cabeza. Pero pasada la medianoche, la escuadra de nuestros cuerpos era indestructible.

*

Pasada la medianoche yo me colaba entre las sábanas mientras el viento aullaba con temblor, a veces con furia y siempre con alegre cadencia. En la habitación había dos balcones: en uno se acabó por quemar una planta que no soportó ni la sombra, ni el frío, ni mi invierno.

*

A esa chica de párpados en llamas,
de letras esparcidas en la almohada,
en deuda con mis madrugadas.

A esa chica que en un beso inflama
las caricias y los cuentos de hadas.

A esa chica
voy a contarle mis batallas.
(…)

Y otra vez me refugié en la madrugada.
(…)

Y de nuevo a las montañas.

*
En aquella habitación hacía frío. Era octubre y a casa llegó una planta que explotaba en colores. Había también una enredadera que caía por unas estanterías donde había libros, fotografías, recuerdos. La metáfora: una planta enredadera, los recuerdos, el invierno, el norte de una ciudad encerrado en el invierno de dos balcones, de dos inviernos, de dos miradas.


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