7/7/18

Como a un reloj de arena

Que la vida se nos va
en zancadas
donde algas y alimañas
desentierran los colores.
Que la vida no es un sueño
en cada invierno.
Son los siglos los que arrasan,
(más asfixian los temores):
dame la mano, dame la vida,
que el abismo no tiene fronteras
y el miedo es una condena.

Son tantas las deudas.

Y los pájaros pican las manzanas
y preguntas, preocupada,
por qué se arruga este nogal, aquel manzano,
y se desliza el agua
y yo te quiero.
Mientras un año mal quemado
encharca las raíces
y vuela el polen, o las semillas,
o las hierbas que no roen
las polillas.

A veces el verano
es una condena
y otras veces le damos la vuelta
de nuevo,
como a un reloj de arena.

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