18/12/10

Inmensidad

Cuando se juntan los diptongos y los hiatos, la duda que queda entre las últimas capas de oscuridad y los primeros fogonazos de luz, el instante inalterable de la inspiración, sucesiones de placeres, la concatenación de madrugadas, cualquiera tiempo pasado fue mejor, viajo luego existo, explorar el alma, insondable, ¿quién eres tú?, voces hastiadas en la madrugada, el silencio sepulcral atrincherado en su cómplice cobijo, buscando aliento, buscando sed que saciar.

A los puntos cardinales que imantan
la virtudes enrocadas del tablero,
a las horas que se aprietan en las fronteras
que habito.
En el cielo rasgado de mi boca:
solo soflamas
versos sueltos
inconexos
como el vuelo de un ave que no migra.

Cuando cae la lluvia sin pasión y en los cristales se ahogan las lágrimas, al otro lado del cristal, árboles batidos cubiertos del tiempo.


En el tiempo ahuecado de tu ausencia
que es la mía
compro las virutas del destierro,
en los sueños profundos de una noche
que derrocha adrenalina
enredo con palabras y horizontes,
invierto razones
en la balanza
-muerta ya de compasión.
Maldita dama que me lanzas
con cuchillos por bandera
a la nada,
toda inmensidad, toda
eternidad, toda la nada.


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