En
la librería Desnivel, en Madrid, alguien me preguntó por los lugares en los que
dormía en Alaska: entonces le enseñé una foto de mi tienda de campaña cubierta por un toldo y
amarrada a tierra con un par de troncos. Este es el espíritu de Alaska, me
dije.
Ayer
hablamos de eso y de la tundra de la última frontera; de la fiebre del oro y de
los esquimales; de los misioneros y exploradores; de aviones y glaciares.
Un
viaje por la última frontera tiene estas cosas.
También
de periodismo:
Pasemos, pues, a trabajar mi último viaje por Nueva Inglaterra.
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