Tú eres lo que me está pasando siempre.
–Pedro Salinas
Caminando en el espejo
arrugado
tras el aguardiente
de tus ojos
del pasado,
sin fatiga.
Y la historia humeando
en la otra orilla:
cuánta vida en cada paso
cuánta savia en tus rodillas.
Entre el aire y tus pasos
la madeja del cielo
rueda del norte
y estalla en mi centro:
entre la vida y mis sesos,
¿quién gira los vientos?
La sólida imagen
de un lienzo quemado
que a veces, de noche,
regresa con tiento; me quema el aliento,
las piernas y escamas,
las ancas de goma
la ausencia colmada.
Y siempre de día, o nunca de noche,
la pálidas luces
zurciendo en mis poros,
tu vida y mis ganas.
O fuerzas sutiles
y armadas
de un mundo en desuso
que arranca el abrigo,
que empieza con nada
y acaba contigo.
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