27/7/19

La ballena olvidada de Herman Melville

A veces resulta imposible saber qué partes de una historia nacen de la imaginación y cuáles de la experiencia, pero en el caso de Herman Melville se hace aún más difícil: lo que podría pasar por fantasías, lo había vivido en primera persona. Es así, a través de su extravagante vida, como el autor de Moby Dick rompió la barrera entre realidad y ficción.

Melville nació en Nueva York el 1 de agosto de 1819 en una familia que se dedicaba a la importación, aunque eso no significaba mucho en un país donde te podías arruinar con la misma velocidad con la que se cumplían los sueños. Su padre no soportó la quiebra del negocio y murió, dejando a su esposa y a los ochos hijos con las manos vacías. Melville, con apenas trece años, se empleó en un banco en Lansingburg, donde se habían mudado, y acabó dando clases. Pero no aguantó ninguno de los trabajos y los artículos que escribía para un periódico bajo el título Fragmentos desde una mesa de escritorio apenas le daban beneficios. Entonces, decidió enrolarse en un barco mercante. 

Tras regresar cuatro meses después, fue incapaz de adaptarse en tierra firme y pensó que la próxima vez, ya con el mar dentro de él, viviría una aventura más intensa. Se acercó al puerto de New Bedford y se enroló en el ballenero Acushnet. “Esos viajes son para mí”, escribió en Moby Dick, “el sucedáneo de la pistola y la bala”.

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Sigue en la revista La Aventura de la Historia.



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